
Nos situamos en un mundo colorido a la par que tenebroso, en el que despiertan unas cuantas bolas pegajosas de ojos saltones que emiten ruiditos de lo más entrañables. Esas bolitas tienen que agruparse para erguir una estructura por la que, un mínimo de bolitas restantes, deben llegar hasta una tubería. Este juego, de simplicidad preocupante pues sólo se necesita el ratón para controlarlo, se basa en una historia surrealista y desconcertante creada en un momento de éxtasis creativo post-borrachera (humor con alto grado de frikismo, asique más bien post-conciertoStarWars).
Ni diálogos currados, ni estrategias enrevesadas, ni graficazos de la muerte, ni sangre o arena que salpique la pantalla, ni zombies basados en la digitalización de fotografías de cadáveres (esto último me lo acabo de inventar, pero sería totalmente factible...si no fuera por lo gore de reencontrarte con tu abuelo en el Resident Evil). Pero aún así, un juego altamente recomendable. Una vez más, la calidad no esta reñida con el presupuesto precario y los proyectos independientes.

Pude jugar a este juego gracias al pack de juegos indie que publico wolfire alla Mayo. Sin duda excelente, el mejor euro invertido de mi vida.
ResponderEliminarHay otros juegos indie como Braid que sin duda valen la pena jugar.