sábado, 27 de febrero de 2010

Rayos XXX

Los bañistas en la playa, los intrépidos paseantes nocturnos y el vecino de enfrente, a través de la ventana de la habitación o de la del ordenador, son algunos de los testigos. En innumerables ocasiones y a pesar de prohibiciones y recomendaciones, mostramos nuestro cuerpo por propia apetencia. Pero cuando se nos exige ese destape por causas mayores, regresa la inhibición y el pudor.

Primero fue el 11-S, más tarde Londres, y ahora, el pasado 25 de Diciembre, trayecto Amsterdam -Detroit. Se reactivan las alarmas y se invierten miles de dolares de un plumazo. ¿Vivimos una psicosis social en cuanto a la seguridad, o el ciudadano de a pie ha terminado por normalizar la actividad terrorista? La Unión de Libertades Civiles Estadounidense afirma que los escáneres de cuerpo completo, instalados ya en diversos aeropuertos de Reino Unido y Holanda, ofrecen un extraordinario potencial para el abuso. Las hipótesis inundan nuestras cabezas: las imágenes tendrán un paradero alternativo, el supervisor se valdrá de nuestros implantes de pecho para satisfacer sus necesidades primarias, los escáneres son un pretexto para registros exhaustivos...

También se habla de instauración normalizada del principio de presunción de culpabilidad. Y es que creemos ser considerados inocentes aun cuando aparece nuestro corta-uñas en la pantallita de la cinta corredera o cuando debemos atravesar un sensor para entrar en cualquier comercio. ¿Es posible hoy en día confiar en la buena voluntad del desconocido y de no mostrarse receloso ante el aspecto de los demás viajantes al embarcar? Las medidas se adaptan a los tiempos, y asumiendo la posibilidad de viajar junto a un kamikaze no contribuimos a solucionarlo.

Dejando a un lado las conspiraciones lucrativas y demás conjeturas, deberíamos plantearnos los efectos nocivos para la salud que pueda presentar el escáner de Rayos X. Dejemos a un lado la privacidad, la intimidad y esa libertad que se limita según nos conviene, y no hablemos de invasión y abuso hasta que realmente se cumplan esas hipótesis que todos lanzamos al aire.

Pero ante todo y dentro de esta incertidumbre informativa, nos queda reflexionar sobre si el verdadero problema reside en la ineptitud del personal de seguridad, y en vez de aplicar medidas hacia dentro, se tiende a la apariencia con inversiones pavorosas e improcedentes

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Se ruega canalizar la aversión hacia mi persona sin recurrir a la extremista economía lingüística del msn, al estilo montaña rusa quinceañero o a la jerga "hoygan" (en este último caso será inmediatamente investigada la IP del visitante para obsequiarle con un diccionario de bolsillo)

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